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Cuevas y Hernández mezclan literatura y música

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Cuevas y Hernández mezclan literatura y música a invitación del Ayuntamiento de Manzanillo

Dos sillas, un par de micrófonos, atriles, literatura, música y gran talento se conjugó para crear “Entre el bosque y la mar”, presentación a cargo de la escritora y poeta Guillermina Cuevas y el músico Jorge Hernández, que a invitación del Ayuntamiento de Manzanillo, a través del Instituto Municipal de la Cultura, hicieron la tarde de este viernes.

Desde el auditorio del Centro Cultural Salagua, la suave y decida lectura de la poeta, lanzó los primeros acordes de una guitarra que hacía sonar la canción “La cosecha de mujeres”, que fue aderezada por una historia, de vida colimense, que trató de la aventura de 24 mujeres que visitan el mar en Cuyutlán a bordo de un auto Renault. Tras su vivencia y retorno a la capital colimense, Carola, la dueña del vehículo, es alertada de que este había sido robado, tras algunas peripecias, un “negro gigantón” llamado Bombata, recupera el carro, pues había sido contratado, exprofeso, para el cuidado de las féminas.

Y así, como esta historia, contada por Guillermina Cuevas y aderezada por el sonido de la guitarra de Jorge Hernández, fue como se fueron hojeando otras más, muy regionales, citando lugares muy colimotes como Comala, ambientes que se acompañaban con canciones como La Carcachita de Roberto Carlos, o la de Qué bonito es Manzanillo.

El sentido del humor caracterizó esta muestra de literatura y de música, pero también fue espacio para hacer un homenaje; la escritora citó al poeta Gaspar Aguilar, a quien describió como una persona de cuerpo maltrecho, pero de voluntad inquebrantable, “lo recuerdo con emoción y con tristeza”, dijo la poeta, quien agregó su reconocimiento también para David Haro, personaje que le dio música aparte de la obra del ahí homenajeado.

Pero también se habló del amor, del desamor, de “la inmensa y asquerosa alegra de saber que nadie nos espera, del calor tan frío de un cuarto, de haber aprendido la plenitud tan dolorosa”.

Cuevas leyó también sobre las infancias, del recuerdo de su abuelo, de las mentiras que contaba y que en esa, su historia de vida en Quesería, fue feliz y ahora con las letras lo inmortalizaba, pasaje que acompañó Hernández con la canción El Barzón.

Llegó el blues, y con él, el beat box de Hernández, que aunque solo tenía su guitarra, no fue impedimento para crear con la boca los sonidos de trompeta y saxofón. La historia de las letras leídas, versó sobre una pareja que se enamora con amor del bueno y que a 50 años de distancia, y ya con cuerpos de bastantes carnes, siguen juntos en el trecho de la vida.

Los relatos siguieron con temas, incluso de muerte, pero con tonos de sonrisa y alegría, como la narrativa de alimentos que la poeta compartió tras haber hecho un trabajo de literatura y gastronomía.

Ambos artistas, al finalizar y luego de ser reconocidos por el director del Instituto Municipal de la Cultura, Lenin Cázares, no dudaron y se fotografiaron con el público que en cada pieza y lectura los ovacionaron de aplausos.

Manzanillo, Col., a 24 de junio de 2023.

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